Nuestro municipio se enuentra situado en pleno valle del arroyo Jaramiel, en una pequeña loma, a 18 kilómetros de Valladolid, aproximadamente a unos 8 kilómetros de Tudela de Duero. Pertenece a la Comarca de los Páramos del Esgueva.
El término municipal de Villabáñez ya debió de estar ocupado desde tiempos neolíticos, pues numerosos han sido los hallazgos de hachas pulimentadas conocidas popularmente como “piedras de rayo”, así como ajuares de la segunda Edad del Hierro y vestigios de época romana.
Villabáñez, tiene un vasto territorio por el cual atraviesa el arroyo Jaramiel, rebasa el Duero, ve como discurre el Canal del Duero y llega hasta prácticamente la carretera de Soria, incluyendo la extensísima urbanización de Dehesa de Peñalba.
Dentro del territorio municipal se incluye lo que queda de una población que en otro tiempo fue importante, Peñalba de Duero que llegó a estar amurallada. Lo que fue un poblado se ha ido deteriorando y abandonando y solo queda en pie la iglesia y alguna casa que sirve de refugio a un pastor. Su término confinaba con Villavaquerín, Sardoncillo, Traspinedo y Villabáñez. Su denominación deriva del latín pinna albam, que significa monte o peña blanca, posiblemente en relación al páramo calcáreo (cuyos materiales presentan tonalidades blanquecinas) de sus proximidades. Ubicada en el margen derecho del Duero (al cual debe su apellido) se consolidó , en un camino de comunicación entre los reinos de León, Castilla y Aragón, denominado el Camino Real de Aragón o Camino de los Aragoneses, muy transitado durante siglos, desde la más antigua Edad Media. Rebasada una tupida chopera, aún se puede ver lo que queda del antiguo puente, los arranques de un arco, volado durante la Guerra de Independencia, el cual nunca se restauró. Posteriormente, hubo servicio de barca (hasta no hace tantos lustros) y al otro lado del río ya se ven construcciones de la urbanización de Dehesa de Peñalba. Peñalba de Duero alcanzó la categoría de villa, siendo su iglesia dependiente del obispado de Palencia. La Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, del siglo XVI, como otras muchas iglesias terminó en granero, hasta que el arzobispado la sacó a la venta y se hizo con ella un industrial hostelero de Valladolid, que la rehabilitó. A principios del siglo XIX, Sebastián Miñano en su Diccionario geográfico y estadístico de España y Portugal, señalaba que era villa de señorío perteneciente a la provincia de Valladolid y partido de Portillo. Contaba con una parroquia y un pósito, su población era de 23 vecinos, 90 habitantes, y producía granos, fruta, leña, pastos y ganados. A mediados del mismo siglo Pascual Madoz en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar lo sitúa en la provincia, partido judicial, audiencia territorial y capitanía general de Valladolid y diócesis de Palencia. Describe su situación en un llano, con buena ventilación y clima saludable. Había 18 casas, la que fue ayuntamiento y la iglesia parroquial. El terreno era de buena calidad, bañado por el Duero y por un arroyo que nace en sus cercanías. Contaba con buenos montes de encina, roble y pino, un plantío de olmos y una dehesa con robles, pinos y otros árboles. Producía cereales, leñas de combustible y maderas de construcción. En sus pastos se criaba ganado vacuno, lanar y yeguar. Además, se cazaban liebres y perdices y se pescaban truchas, anguilas y barbos. Su población era de 15 vecinos, 58 almas. A finales del siglo XIX el lugar era considerado como aldea de Villabáñez gracias a lo cual este municipio alcanzaba los 900 habitantes
No hay carretera alguna que llegue hasta lo que queda de esta antigua villa. Se puede coger algún camino que sale a la derecha en el tramo de la carretera que va de Villabáñez a Olivares de Duero. Para llegar hasta esta zona nos acercaremos desde Tudela de Duero: cogemos la carretera que desde Tudela conduce a Villabáñez; nada más pasar la desviación del camino que a la derecha conduce a Carraduero, vemos el indicador de 4 Km; rebasado, tomamos un camino que sale a la derecha; nos orienta muy bien la dirección la explotación de áridos que se ve al fondo. Desde el punto citado se puede recorrer el camino en automóvil, entre tierras de labor hasta llegar a una plantación de árboles frutales cercada por una original valla hecha con vides en espaldera. A partir de ahí el camino se recorre a pie, teniendo a la derecha la margen derecha del río Duero y a la izquierda el espectacular paisaje de los Cortados o Peñas de Peñalba.
Mención especial también cabe hacer sobre la Senda de los Aragoneses o Camino Real de Aragón. En el término municipal a unos 600 m de sus aceñas, se llega a un cruce de caminos; el de la derecha es la antigua Senda de los Aragoneses, camino bien conocido en la Edad Media y que unía el Reino de Castilla con el Reino de Aragón. Se construyó en la ruta del corredor del Duero, en su margen derecha, que fue siempre el camino natural Este-Noroeste. Los derrumbes en los Cortados o Peñas de Peñalba de Duero, las inundaciones del Duero y el desinterés general hicieron que el camino desapareciera en algunos trechos y que se hiciera estrecho en otros. En el siglo XXI es una senda muy frecuentada por los ciclistas excursionistas.
En el 2014, un vecino del municipio, Epifanio Avila restauró de forma particular, un chozo de pastores que databa de 1714. Actualmente se puede visitar, siendo uno de los vestigios de la economía tradicional de la zona en la cual la ganadería ovina y la agricultura eran pilares fundamentales, junto con un molino.
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